El otro tambor que compro el Tío Joaquin fue uno de Moratalla, de los primeros que se vendieron fuera de esa hermosa población de Murcia, era sencillo de fabricación con tornillos simples y aros finos, que al darle tensión a los parches marcaban la madera por lo que el sonido nunca era todo lo fino que esta caja podía dar.
Venia con parches de plástico de una marca americana, duros, no se han roto nunca, y eso que estos tambores se golpean con saña con macillas de bola del tamaño de un huevo de gallina.
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Toneles con el Tambor del Tío Joaquin, camino del Calvario de Agramón |
Hace unos quince años lo subí a Hellin, un viernes de Dolores, ya que tocábamos en las cuevas y este tambor no desentonaba allí, pero tengo que reconocer que acabe hinchao.
Es de 55 cm de diámetro y ruido hace un rato por lo que para afinarlo, hace un par de años le instale unas placas de bordones interiores para sujetar el sonido y no tener que darle tanta tensión a los parches, la caja picada del tiempo la pinte de color cromo y mira, después de treinta años, esta otra vez dispuesto a dar guerra.